Dejé de darle importancia a las viejas canciones de Miguel Bosé y a las de Silvio Rodríguez. Descubrí que andaba buscando respuestas en el lugar equivocado.
Suenan en el pasado las noches de canciones de guitarra y de café, cuando fingíamos ser los amorosos de Sabines, pero fuímos solamente una parodia de poesía postmodernista, sin estructura, sin sentimientos, con palabras inconexas y sin canciones de guitarra y de café.